Relato de un viaje por Perú, partiendo de Lima y pasando por los enclaves principales del país: Cuzco, Machu Pichu, Lago Titicaca, Arequipa…
El viaje comenzó en el aeropuerto de Bogotá (Colombia) en una escala de mi vuelo Madrid – Lima, escuchando una conversación entre dos dirigentes políticos (uno gobernante y otro ex colaborador del régimen de Fujimori). Fue una magnífica lección sobre corrupción y compra de votos, que me hizo dudar de los posibles cambios políticos y éticos en Latinoamérica.
El aeropuerto de Lima es bastante moderno y un magnífico enlace hacia cualquier punto en Perú o Sudamérica. No paguéis mas de 25 Soles por un trayecto a Miraflores o al Centro (os están estafando si pagáis más).
Lima es una ciudad sorprendente, con barrios de inmensa pobreza que llegan casi hasta el corazón de la ciudad vieja y otros de estilo moderno, con rascacielos y modernos centros comerciales, donde la seguridad es superior a la de cualquier ciudad europea.
Me hospedé en el Hotel Señor de Sipán (muy ruidoso) en el Barrio de Miraflores y comencé por conocer el lujoso barrio. Sus vistas al Mar son geniales y el Parque Kennedy es bastante alegre. Otra cosa que me sorprendió en todo Perú, es que hay un cibercafé en cada esquina o pequeña ciudad.
De Lima salí hacia Pisco, por un paisaje desértico. Me hospedé en “La Posada Hispana” un hotel con encanto y donde el trato es amigable, especialmente por Joan (el propietario, español experto conocedor de Perú que os puede ayudar) y magníficamente atendido por Lucía.
Las Islas Ballestas y Paracas valen la pena. Es una lástima que las lanchas de los turistas planeen a gran velocidad por una zona protegida, poniendo en peligro a los leones marinos y otras especies de alto valor ecológico. La excursión para ver los restos de la cultura de Paracas es muy interesante.
Se come muy bien en el Muelle (un pequeño restaurante local, limpio y barato). Las pastelerías son muy buenas. Tambo Colorado son unos restos de un puesto de control en las rutas del imperio incaico (a unos 50 Km de Pisco), en buen estado de conservación, pero mal protegidos.
Viajé en un autobús de lujo entre Pisco y Arequipa durante toda una noche. Distintas compañías fletan este tipo de autobuses y recorren Perú de esquina a esquina, con un servicio inmejorable, pese a las pobres infraestructuras del país. Son además un modo de ahorrar tiempo y dinero en hoteles, siempre que seas capaz de dormir en marcha.
Arequipa quizás es la más bella ciudad colonial de Perú. Conocida como la blanca (por el color de sus edificios y por la piedra que se usó en su construcción. Entre sus monumentos mas destacados está su Catedral y el Convento de Santa Catalina, donde la nobleza criolla llevaba a sus hijas.
Una cualidad interesante de Arequipa es su clima suave, debido a su altitud (2.500m) que sirve de aclimatación al viajero en los tránsitos entre altiplano y llanura costera. Pasaré un animado fin de semana en la ciudad, realizaré algunas compras de suaves jerseys de alpaca baby (joven) antes de partir hacia el Cañón del Colca.
Mi alojamiento fue en el hotel «Mi hamaca» un alojamiento céntrico, limpio y moderno, por unos 20 Euros. Es un buen lugar para comprar prendas de alpaca de buena calidad (jerseys chaquetas, etc.) para el frío altiplano.
Para llegar hasta el Cañón del Colca, ascenderemos por una carretera retorcida hasta unos páramos donde se comienzan a sufrir el mal de altura.
Allí se pueden ver llamas y rebaños vicuñas pastando en unas lagunas casi heladas. El té de mate de coca combate el mal de altura de un modo muy rápido.
Los indígenas recorren con paso lento (como corresponde a un entorno tan bajo de oxígeno) sendas que parecen no ir a ningún lugar, al menos distinguible antes de cortarse el horizonte.
Descendemos hacia el cañón posee como atractivo iglesias coloniales, restos arqueológicos, una abundante población de cóndores y aguas termales. Después del duro camino, nos dimos un baño reparador en un balneario hasta bien entrada la noche, con el cañón de fondo.
Degustamos la carne de llama, baja en grasa, muy prieta y sabrosa.
De vuelta a Arequipa, saqué un billete en un autobús de lujo diurno a Puno, el viaje duró unas 16 horas, pero los paisajes valieron la pena. Primero bajamos hacia la costa, luego nos dirigimos al sur casi hasta la frontera con Chile y desde ahí comenzamos una ascensión interminable, con unas imponentes vistas tanto si dirigías tus ojos hacia arriba o hacia abajo.
De pronto se acaba la ascensión y llega el páramo del altiplano.
Aquí las condiciones climáticas y de vida son muy duras. Alcanzamos el lago Titicaca con la tarde bien entrada, muy cerca del paso fronterizo con Bolivia, dentro de unos días yo cruzaré ese mismo paso. Aquí numerosos viajeros descienden o suben al autobús.
De nuevo en marcha bordeamos el lago hacia el norte, pasando junto a pueblos coquetos cuyas iglesias me recuerdan a las de Extremadura. Los indígenas siguen apegados a sus tradiciones.
Al caer la noche alcanzo la fría ciudad de Puno y busco hotel. Los precios, en comparación con el resto de Perú, son altos.
Al día siguiente contrato dos excursiones en una agencia local, una a Sillustani y otra a las Islas de los Uros. Aprovecho la mañana, para conectarme a Internet y actualizar algunas cosas de mi correo. Sorprende la difusión de Internet por todo rincón del Perú, el esfuerzo inversor de Telefónica y los precios altos en comparación con el nivel de vida del país. Existen locutorios con ordenadores hasta en pueblos de la selva amazónica.
Sillustani es un lugar arqueológico donde existen numerosas altas torres en piedra con funciones astronómicas y funerarias. El lugar rodeado casi completamente por el agua tiene un cierto encanto.
Los Uros son unas comunidades indígenas que viven y trabajan sobre unas islas flotantes construidas con plantas del propio lago. Las embarcaciones con las que pescan y se desplazan son del mismo tipo de caña.
Termina mi primera etapa por Perú y me dirijo ahora hacia tierras bolivianas, sin abandonar el lago. Cruzamos en una barcaza a la orilla. Mi primera visión es un cartel de la marina boliviana reclamando el derecho a su perdida salida al mar. Vuelvo mi mirada hacia Perú con nostalgia aunque volveré dentro de un par de semanas, pero siento excitación por el camino que se abre ante mis ojos.
Viajar a Perú (Foro de Los Viajeros)